Tu trabajo está llegando a su fin y no puedes esperar a ver el resultado final. Sin embargo, no debes apresurarte y olvidar un paso fundamental al final del trabajo: limpiar tus herramientas. Aquí nos centraremos en la limpieza de los rodillos.
Limpiar tu rodillo después de haberlo usado te permite quitar, pero también recuperar la pintura para trabajos futuros. La limpieza del rodillo se diferencia según 3 criterios esenciales: la naturaleza de las cerdas, el uso que se hace de él y el tipo de pintura utilizada.
Limpia bien tu rodillo después de su uso
Para una mayor durabilidad de tus herramientas, debes prestar especial atención a tu rodillo después de su uso. Dependiendo de la pintura que se utilice, base agua o disolvente, la limpieza no es la misma.
Estos son los diferentes pasos a seguir para limpiar eficazmente tu rodillo de pintura:
- Si tu rodillo está cargado de pintura, puedes obtener la mayor cantidad de pintura posible: raspa tu rodillo sobre el envase con el lado romo de un cuchillo de pintor o con una espátula pequeña.
- Una vez que tu rodillo esté descargado de pintura, retíralo de su mango y tendrás dos soluciones disponibles: si aplicaste una pintura base agua, llena un cubo de agua con jabón y empapa bien el rodillo; si usaste una pintura disolvente, llena tu cubo con un disolvente universal.
- Deja reposar y repite la operación hasta que tu rodillo no tenga más pintura.
- Luego, coge tu rodillo nuevamente y deja correr agua tibia para limpiarlo por última vez. Ten en cuenta que el agua de limpieza que contiene la pintura diluida debe considerarse como un residuo doméstico, que debe eliminarse a través del centro de recogida de residuos de tu comunidad local. Y en el caso del recipiente con el disolvente de limpieza se debe llevar al punto limpio o de recogida de residuos contaminantes.
- Una vez limpiado correctamente, gíralo vigorosamente hacia arriba y hacia abajo contra una pared exterior: el objetivo es restaurarlo a su forma original.
- Finalmente, déjalo secar tranquilamente.