Blanco para reflejar la luz natural y aportar luminosidad
Este estilo decorativo surgió en la década de 1950 en los países escandinavos y está directamente vinculado a las duras condiciones climáticas de esta zona. Desde hace ya algunos años, el estilo nórdico se ha hecho cada vez más popular y ha llegado para quedarse.
Lo reconocerás por su simplicidad y practicidad, ya que los hogares de estilo nórdico se centran en las líneas puras y simples, la calidez y la elegancia.
Uno de los pilares básicos es la luz. Sea natural o artificial, este estilo crea espacios acogedores con mucha luz. Por esto, el blanco es un color imprescindible que podemos encontrar en paredes, suelos y muebles. Los puntos de luz son muy importantes, y se puede poner más de uno en toda la casa (lámparas de suelo, lámparas de mesa en varios puntos del comedor, etc.)
Los tonos grises, neutros y azules crean un ambiente nórdico y el toque de color lo podemos poner a través de los textiles (cojines, almohadas, cortinas,…). La madera es otro de los aspectos fundamentales para un hogar de estilo nórdico, y siempre en colores naturales o claros, ya que le aporta mucha calidez. Por último, las velas y plantas nos ayudarán a crear una atmósfera acogedora e íntima, además de darle un toque natural.