Sentirse mejor y en armonía con el entorno
Estamos en un cambio de era donde la sostenibilidad y los entornos saludables son el nuevo eje de la arquitectura y el diseño. La búsqueda del confort, el bienestar y la salud, tanto en interiores como en exteriores, pasa por el reencuentro del ser humano con la naturaleza. Por ello el diseño biofílico emerge con fuerza transformando nuestro entorno.
Biofilia significa “amor a la vida” y fue acuñado por el biólogo estadounidense Edward O. Wilson en los años 80, reestableciendo los vínculos ancestrales del ser humano con la naturaleza.
Sus beneficios físicos principales son:
- Produce oxígeno transformando el CO2.
- Aporta humedad al entorno.
- Controla los niveles de confort térmico.
- Mejora de la acústica por reflexión y absorción cortando la reverberación.
- Mejora la calidad del aire, los niveles de toxinas y la ventilación.
- Reduce los impactos electromagnéticos, absorbiendo a ciertos niveles las radiaciones.
- Permite el crecimiento de plantas comestibles.
- Potencia la iluminación natural y mejorar la artificial.
- Utiliza materiales naturales, así como texturas, patrones y colores.
Pero el objetivo principal del diseño biofílico es ayudar a las personas a que se sientan mejor aportando positivismo, tranquilidad, calma y energía. Incorpora en espacios interiores y urbanos vegetación, agua, luz y elementos naturales.
Podemos conseguir un entrono biofílico uniendo estos tres consejos:
- Crear una conexión con la naturaleza con olores, sonidos y gustos: ventanas con vistas al cielo, jardines interiores, huertos urbanos, cascadas, terrazas…
- Evocar la naturaleza. Con colores, formas orgánicas y materiales naturales como la piedra, la madera, la lana, el cuero.
- Crear espacios abiertos, despejados con sensación de amplitud y libertad.
El esquema de color que recomendamos en un diseño biofílico que acoja y acompañe a los elementos naturales de la decoración biofílica son colores naturales, cálidos y empolvados como los terracotas, ocres, beige, verdes y anaranjados.